Influencers... Yes or Not?

Influencers... ¿sí o no?

By Pol Bassal

Desde hace años, pero especialmente durante la última década, el auge del fenómeno influencer ha superado todas las expectativas. ¿Quién no sigue a alguien a quien no conocemos en persona pero que nos presenta cosas interesantes casi a diario?

La lista de influencers es abismal. Así como los diferentes perfiles a los que van dirigidos. Pero, ¿qué sucede cuando las empresas abusan de esta herramienta?

Hace unos años recibí un email de una marca muy reconocida y de la que era cliente habitual anunciándome que habían colaborado con un estudio de animación y estaban lanzando una serie de artículos relacionados con una película de la que soy fan desde que era muy joven Tenías que apuntarte a una lista y dependiendo de un criterio no revelado te daban acceso o no.

Para mi sorpresa (y decepción) no llegué a estar entre los afortunados clientes que pudieron comprar esos artículos antes que nadie. Mala suerte, supongo. Pero si algo me hizo levantar la ceja fue que días antes del inicio de las rebajas un nutrido grupo de influencers de todo el mundo agradeció (y la promocionó) a la marca por haberles obsequiado con una serie de prendas y complementos de esa colección. No solo no me permitieron comprar lo que estaba dispuesto a pagar a pesar de haber sido un buen cliente, sino que además se lo regalaron a cientos de influencers.

Cuando se abrió la venta a todos los que no habían sido preseleccionados, ya no estaban las prendas que yo quería. En ese momento dejé de seguir la marca y nunca más les he vuelto a comprar nada.

Mi conclusión es que tener embajadores de marca es muy bueno y que aquellos influencers que trabajan buscando y encontrando noticias útiles para su público merecen un respeto total. Pero quien abusa del fenómeno acaba perdiendo lo que le hace original y, en el peor de los casos, clientes dispuestos a pagar.

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